ENSAYO
FRIDA SOFIA
El
reciente terremoto acontecido en México, nos ha dejado una clara muestra –otra
vez- de cómo los grandes medios de comunicación son capaces de crear psicosociales
con mentiras burdas. En un ambiente de caos, terror y desesperación, las
personas son susceptibles a estar a merced de cualquier tipo de engaño que
apele a su sensibilidad y espíritu de solidaridad.
Ante
la desgracia sucedida, no fue necesario que pasara mucho tiempo para que el
ciudadano mexicano se lanzara a las calles dispuesto a ayudar con lo que
tuviera a mano a sus conciudadanos atrapados bajo los cimientos de las
estructuras derrumbadas. Mimetizados en una sola idea: unidad nacional, los
medios de comunicación, nacionales e internacionales, de inmediato hicieron
hincapié en este detalle. Y no es para menos, ante un desastre de esa magnitud,
la solidaridad que se muestra, el espíritu de patriotismo, etc., son elementos
raros y dignos de ser magnificados, al punto de convertirlos en un espectáculo
agradable a la vista del tele espectador. Y es que, en una sociedad que se ha
acostumbrado a la abstracción intrapersonal, al egoísmo de velar por los
intereses propios haciendo de lados a los ajenos, esto resulta muy beneficioso
para el rating televisivo.
La
inoperancia del gobierno –que demoró cerca de 48 horas en hacer llegar la ayuda
a ciertas zonas afectadas- hacía necesaria que esta incapacidad fuera opacada
por algo que atrajera las miradas de la opinión pública. No tardó mucho la gran
maquinaria de los grandes medios de comunicación como Televisa –cadena de
televisión conocida ya por sus cercanías con personajes de la política en el
actual gobierno y el ámbito empresarial- en crear la aberración que pasó a ser
el foco de atención en las radios, diarios, portales de internet y programas de
televisión: el caso de la niña ‘’Frida Sofía’’ , quien, supuestamente, se
hallaba atrapada bajo los escombros y había estado comunicándose a través de
mensajes de texto, indicando que aún se hallaba con vida. Todo esto, no hizo
más que –indudablemente- enfocar toda la atención en ese caso. Tiempo
suficiente para que el gobierno se pusiera a punto y la presencia del
presidente y de figuras públicas crearan el ambiente perfecto de la solidaridad
nacional. Sin embargo, las horas pasaron y nadie encontraba rastro alguno de la
existencia de la tal ‘’Frida Sofía’’. Más aun, ningún familiar de la supuesta
se había apersonado al lugar del derrumbe para pedir por ella y no se
encontraban pruebas de los supuestos mensajes de texto. El montaje terminó por
caerse y la cadena de televisión responsable de haber difundido esta
información, Televisa, se vio en la irremediable obligación de pedir disculpas
públicas argumentando que la información acerca de la supuesta niña se la
habían hecho llegar. Otro craso error en los principios del periodismo: no
constatar la información antes de difundir.
Así,
luego de haber jugado con el sentir de la población, luego de haber creado un
símbolo nacional –Frida Sofía-, luego de haber logrado eludir la atención de la
opinión pública acerca de las medidas tomadas a destiempo por el gobierno, con
este psicosocial, en síntesis, de haber logrado su cometido, les bastó una
disculpa simplona para deshacerse de lo sucedido. Sin cargos de por medio, en
la impunidad absoluta.
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